Alejandro Gil Sánchez. 2005. Gestión Descentralizada de
Áreas Protegidas en Colombia. Unidad Administrativa Especial del Sistema de
Parques Nacionales Naturales - Programa FAO/OAPN Fortalecimiento del manejo sostenible de los
recursos naturales en las áreas protegidas de América latina (Estudio de caso).
Santiago de Chile. 71 páginas.
El documento aborda el análisis sobre la construcción del
Sistema Nacional de Áreas Protegidas en Colombia. En esta dirección aporta al
entendimiento del sistema colombiano, con lo que ayuda a las instituciones
nacionales a direccionar en el contexto de la experiencia latinoamericana,
alternativas que puedan facilitar más efectivamente los niveles de
descentralización en la conservación de áreas protegidas. Inicialmente describe
el Sistema de Áreas Protegidas en el contexto de las políticas generales, según
el marco normativo e institucionalidad vigente, orientada por el Convenio de
Diversidad Biológica (ratificado en 1994). Luego presenta un análisis de las políticas
y la legislación sobre la descentralización del ordenamiento y desarrollo
territorial, describiendo la evolución histórica de la descentralización.
Finalmente concluye con un análisis sobre la descentralización como estrategia
de cambio de la institucionalidad gubernamental responsable de la
administración de las áreas protegidas, tomando en cuenta diferentes factores,
para responder cuestiones sobre el proceso colombiano.
Del estudio se deduce que el Sistema Nacional de Áreas
Protegidas (SINAP) constituye una estrategia de ordenamiento ambiental del
Estado, que con el cumplimiento de sus objetivos permite integrar el
ordenamiento territorial a la conservación de la biodiversidad, dejando en
claro que no solo con la declaratoria de áreas protegidas se asegura los
objetivos de conservación. Dado que la conservación es entendida como un deber
del Estado en todos sus niveles de gestión y de la sociedad en general.
En tal sentido la
descentralización de cara al desarrollo territorial termina siendo
fragmentaria; la representación política y los procesos de concertación entre
lo público, lo comunitario y lo privado (en sus distintos niveles) se hace
menos consensuada; y la concreción de la función social y ecológica de
la propiedad, la prevalencia del interés general sobre el particular y la
distribución equitativa de las cargas y beneficios. Contexto que favorece la
inseguridad jurídica de la propiedad, a raíz del fluctuante reacomodamiento
geo-económico y las dinámicas socio-políticas cruzadas por la violencia,
particularmente el rural; el fraccionamiento y la falta de pluralidad institucional;
y el débil compromiso con la convivencia en un mismo territorio desde el respeto
a la diversidad sociocultural. En suma, el gobierno central, las autoridades
ambiéntales regionales y los departamentos no han logrado dar respuestas
técnicas y político-administrativas que estructuralmente sustenten la conservación
y protección del medio ambiente, los recursos naturales y la prevención de amenazas
y riesgos naturales, y por ello también, la débil la promoción y desarrollo de
un Sistema Nacional de Áreas Protegidas con proyecciones regionales claras, que
permita la buena gobernanza para el ordenamiento de la conservación.
Por consiguiente la propuesta adelantada por el SINAP desde
2003 pretende generar un cambio de actitud cultural (más que perpetuar un
modelo de crecimiento), dentro del cual las AP se consoliden como determinante
para la ordenación territorial, confrontando el modelo de desarrollo económico
imperante para incidir en su transformación hacia sistemas más amigables con la
naturaleza. Modelo que debe privilegiar el desarrollo social y cultural, promoviendo
el dialogo intercultural y cualificando los niveles de convivencia. Por tanto
el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, se presenta como un producto y una
estrategia más que como un fin en sí mismo; la cual permitirá asumir sus metas
de conservación reconociendo la diversidad de modelos territoriales en juego,
para contribuir a la solución de las problemáticas sociales que garantizan la
viabilidad de la vida en las regiones.
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